Historia de la fotografía

Los primeros fotógrafos no fueron conscientes del potencial del invento y se limitaron a intentar “pintar con la cámara”, pintores frustrados la mayoría de ellos, las primeras aplicaciones
no pasan de ser retratos (aquí se produce la democratización del acceso a la propia imagen) o
imágenes documentales (se pone de moda el reportaje de parajes exóticos).
En el campo del retrato cabe destacar a la inglesa Julia Margaret Cameron, que descubrió la
fotografía a los 48 años y se dedicó a ella de forma obsesiva. Sus retratos no son técnicamente
ejemplares, pero tienen un encanto especial. Sus composiciones a partir de varios negativos se
hicieron famosas.

Pero el fotógrafo retratista por
excelencia sería Gaspar Felix de
Tournachon (1820-1910), conocido
como Nadar, que inmortalizó a la
alta sociedad del París de la época.
Son famosos sus retratos de Sara
Bernard o de Baudelaire, por citar
alguno entre muchos. En su estudio
se realizó la primera exposición colectiva de los que serían conocidos
como “impresionistas”.
André-Adolphe Disderí es el paradigma del fotógrafo comercial.
Inventa una cámara con cuatro objetivos con las que obtiene unos retratos (la Carte de visite) que vende
a un precio muy bajo. Esto tiene
dos consecuencias, todo el mundo
puede tener una imagen propia y
hunde el mercado parisino del retrato, obligando a cerrar a muchos
estudios.
Aparece la figura del fotógrafo viajero, que cargado con un equipo
pesado (más de 50 kg) y voluminoso, documenta para el gran público
paisajes y gentes de tierras remotas.
Destacan el británico Francis Frith que realizó tres viajes a
Egipto consiguiendo impresionantes imágenes del desierto
y del Nilo (llegó hasta la quinta catarata) trabajando la placa húmeda con grandes problemas. Samuel Bourne realizó
fotografías del Himalaya y puede decirse que fue el primer
fotógrafo que hizo tomas a gran altitud y con condiciones
atmosféricas muy adversas.